La fibromialgia es una enfermedad que comparte síntomas físicos, como los dolores en puntos sensibles, dolores musculares, migrañas, rigidez, fatiga, problemas estomacales, etc, con síntomas psicológicos como la depresión, la ansiedad, el insomnio o los cambios de humor.
Todavía hoy día existe una controvesia sobre si la fibromialgia es de origen psicológico o físico, o una mezcla de ambos. Sea como sea, sabemos que las personas que sufren fibromialgia tienen una serie de síntomas y consecuencias puramente psicológicas, por lo que la terapia enfocada en nuestras emociones y estado mental ayuda en gran medida a las personas que padecen la enfermedad. De hecho, muchas veces los medicamentos antiderpresivos, al modificar la serotonina en le cerebro, ofrecen o parecen ofrecer un alivio considerable de los síntomas físicos relacionados con el dolor.
La terapia psicológica resulta de gran ayuda para las personas con fibromialgia, les ayuda a mejorar su calidad de vida y a sobrellevar los duros síntomas, el dolor y la incomprensión que muchas veces sufren estas personas.
La terapia psicológica también ayudará a reducir la ansiedad, la negatividad y fatalismo que puede tener una persona con fibromialgia al ver como su vida se limita y ve mermadas muchas de sus capacidades. Desde el aspecto psicológico, esto último es lo primero con lo que trabajar ya que asumir y aceptar la enfermedad es el primer paso para facilitar la superación de la frustración.
En este sentido, el segundo paso correlativo sería ayudar al paciente a llevar un equilibro entre sus esfuerzos y su descanso para que pueda integrar en una vida “normal” las limitaciones de la enfermedad, y así mismo aprenda a valorar sus logros por muy pequeños que estos sean.
Otro aspecto importante son los transtornos del sueño, algo necesario de tratar ya que un buen descanso repercute en la salud y bienestar de todas las personas, pero es especial en las personas con fibromialgia debido a que no dormir bien puede acentuar algunos de los síntomas.
En este sentido, el ejercicio físico moderado y adaptado a cada persona, y el uso de técnicas de relajación, ayudarán al paciente a domir mejor y levantarse con más energía para afrontar el día.
Otro aspecto psicológico importante es el trabajo relacionado con la autoestima, aprender a valorarnos y querernos a pesar de las circunstancias es una de las mejores formas de aliviar los síntomas y enfrentarse a la enfermedad con pensamientos más positivos. Esto último también ayudará a tener una mejor relación con los demás, sabiendo por ejemplo pedir ayuda o apoyo sin que este se convierta en un elemento debilitador.
Por último comentar que si bien el tratamiento psicológico para la fibromialgia es muy eficaz, no hay que olvidar el tratamiento médico e incluso muchos otros tratamientos de ámbito natural o alternativo que resultan también muy eficaces. Puedes conocer más sobre estos tratamientos naturales y sobre el estilo de vida (dieta, ejercicio y manejo del estrés) en el libro Fibromialgia, del dolor a la libertad.
La fibromialgia es una enfermedad que conlleva un desequilibrio importante en la persona, por lo que hay que intentar alcanzar un equilibrio tanto en nuestro estado anímico y mental, como en la dieta, el ejercicio y la medicación. Así mismo, buscar ese equilibrio en nuestra vida social y relación con los demás también es fundamental, el apoyo de familiares y amigos y el de instituciones y asocicaciones, también ayudará a la perosna a llevar una vida más normal y en definitiva, a sentirse mejor.