Hoy vamos a hablar en un breve artículo (al menos eso espero, que me quede un artículo corto) de los qué es el transtorno de negativismo. Así que haremos un breve repaso a cómo se forma dicho transtorno, sus causas y cómo se va incrementando esa percepción que puede incluso llegar a bloquear por completo a algunas personas.
La Evolución del Transtorno del Negativismo
Durante la primera infancia es esperable que los niños manifiesten un comportamiento transgresor hasta que comienzan a incorporar normas de conducta. Las pautas y valores que los adultos le transmitan servirán de motor para la formación de la“conciencia moral” en el niño. A partir de la interiorización de estas normas el infante podrá comenzar a autorregular sus acciones, modificando la rebeldía que lo caracterizaba. Este cambio será signo del abandono de su egocentrismo e indicador de una creciente madurez emocional.
Cuando este comportamiento transgresor perdura en el tiempo, luego de superarse las primeras etapas de la infancia, podría tratarse entonces de la presencia de un Transtorno Negativista Desafiante, el cual se manifiesta con una marcada rebeldía hacia toda autoridad y norma establecida, pudiendo acompañarse también de una actitud hostil.
Este trastorno vinculado directamente a las normas pudo haberse gestado por la falta de claridad o limitaciones de los adultos en transmitirlas, o bien por excesos en su imposición, cuestiones que instauraron una falla al momento de posicionarse el niño como sujeto inmerso en una trama social. La ira, la rebeldía, la baja tolerancia a la frustración, la queja, pueden verse reflejadas principalmente en ámbitos familiares y escolares cuando del Transtorno Negativista Desafiante se trata, y se hace necesaria en estos casos, la intervención profesional para el trabajo tanto con el niño como con sus padres, quienes realmente sienten que no pueden controlar a sus hijos.
El enfoque psicoanalítico toma al niño como sujeto dentro de una estructura familiar y social que lo ubica en determinada posición y que sustenta una lógica respecto al lugar que ocupa ese niño para sus padres. Se trata de descifrar este trastorno de conducta como un indicador de algo que debe ser leído en el entramado familiar, y al facilitarse la circulación de la palabra, esta alteración en la conducta ya deja de ser tal y comienzan a evidenciarse así efectos positivos.