¿Psicofármacos sí o no?
Repetimos una vez más que el psicólogo no está autorizado ni tiene formación para recetar fármacos, solo el psiquiatra o el medico de cabecera pueden hacerlo. Sin embargo dada la importancia que estos tienen en la terapia hacemos un pequeño recorrido de los principales psicofármacos, procurando no parecer uno de esos incomprensibles prospectos médicos.
Una de las dudas principales que tienen las personas que acuden a consulta es el hecho de si deben o no tomar medicación y hasta que punto esta es eficaz o perjudicial en el tratamiento.
Hay que decir que en determinadas dolencias, como una depresión severa, o una esquizofrenia, los medicamentos son imprescindibles hasta el punto de que concienciar al enfermo es una de las tareas del psicólogo y revisar que esta se tome, una de las pesadillas de la familia.
En el resto de casos, es siempre el paciente quien debe decidir si los toma o no, sabiendo cuales son sus ventajas y sus inconvenientes.
La medicación es eficaz y sirve para aquella tarea que se ha diseñado. De esto no hay la menor duda. Los laboratorios se han esforzado mucho en crear compuestos cada vez más específicos y con menos efectos secundarios, aunque aún queda mucho por descubrir y por inventar. Naturalmente, tienen efectos secundarios, (que son muy diferentes según la persona) y por ello se de deben tomar las dosis mínimas, durante el menor tiempo posible, tanto mas si tratamos con niños o enfermos y es sierre el médico el encargado de suministrar la dosis correcta. En ningún caso un paciente por su cuenta debe modificar las dosis prescritas ni dejar bruscamente su medicación.
Los medicamentos influyen en la terapia en dos sentidos: uno positivo, al minimizar los síntomas más desagradables y profundos, permiten progresar más rápidamente, el otro negativo porque se corre el riesgo de que la persona atribuya los éxitos logrados al medicamento y no a su trabajo personal, con lo que abandone la terapia.
Los fármacos son útiles, pero no son suficientes y no sustituyen en ningún caso la terapia psicológica, sino que la complementan. Atacan los síntomas más evidentes, pero la causa del malestar sigue allí.
Los más recetados.
No pretendemos en esta página hacer un repaso exhaustivo de todos ellos, únicamente de los que son más conocido para la población general Tampoco pretendemos examinar detenidamente cada compuesto, porque ante todo nuestra intención es parecernos lo menos posible a un incomprensible prospecto médico. También debe tenerse en cuenta que los efectos secundarios descritos son los que suelen manifestar los pacientes en consulta, pero estos pueden variar mucho de una persona a otra.
Las familias de psicofármacos más recetadas son las siguientes:
Ansiolíticos y sedantes.
Sirven para calmar la ansiedad y poder dormir. Crean dependencia, por lo que su uso debe ser muy cuidadoso. Esta familia llamada de las “benzodiazepinas” es muy variada y la duración y potencia depende mucho del compuesto. Los efectos secundarios también son muy diversos, el más común es que “atontan” en diversos grados, también pueden crear problemas gástricos y mareos, aunque en general, se toleran bastante bien.
Algunos son recetados (a veces demasiado alegremente) junto con los antidepresivos para ser tomados de manera habitual, durante periodos más o menos largos. Muchas personas que nunca han visto un psicólogo o un psiquiatra los toman y los más comunes son: cloracepato (Transiliun) y alprazolan (Trankimazin)
Otros se recetan cuando el trastorno es más profundo o para ser tomados en momentos puntuales, por ejemplo: lorazepan (Orfidal) y diazepan (Valium)
Si se dejan de consumir bruscamente, los síntomas pueden ser muy agudos: insomnio, mareo, vómitos (ocasionales) dolor de cabeza y muchos “nervios” De modo que si los está tomando no se le ocurra dejarlos sin control médico.
Aunque se ha trabajado mucho y estos compuestos no producen síntomas graves ni aún en caso de ingesta masiva, sigue siendo peligroso, mezclarlos con alcohol ya que se potencian los efectos de ambas drogas. Aunque las familias pueden estar tranquilas ya que ni en el peor de los casos producen resultados de consecuencias irreparables.
Antidepresivos.
Los antidepresivos tratan la depresión. Tienen un efecto muy curioso, ya que no te hacen ver la vida de color de rosa, ni mucho menos, pero frenan el “bajón”. Incluso en algunas personas tienen efectos ligeramente euforizantes ya que potencian la hipomanía que en cierto sentido es lo contrario de la depresión.
Como efecto secundario realmente desagradable está que minimizan el apetito sexual y muchos de ellos tienen un efecto sedante añadido, con lo que se duerme más y el sueño es más profundo produciendo sueños mucho más largos y coloridos.
Lo mejor de ellos es que no crean dependencia física, ni son tóxicos aunque se ingieran en grandes cantidades. Aunque su retirada brusca puede producir un cuadro depresivo agudo, despersonalización (sentir que no es uno mismo, que se “flota”) , y sensación de mareo o nauseas..
Los mas recetados, pertenecen a la familia llamada de los “recaptadotes de serotonina”, (es decir frenan la fabricación de esa susbtancia en el cerebro) y son fluoxetina (el famoso Prozac) y paroxetina (Seroxat)
Nerolépticos.
Estos son recetados para la esquizofrenia y sirven para paliar los síntomas llamados “positivos”, es decir, gracias a ellos los pacientes dejan de oír voces extrañas y de tener alucinaciones. No paran, sin embargo, los llamados síntomas negativos, el mutismo, la catatonia.
Son bastante peligrosos ya que tienen un efecto secundario muy grave que es el de producir parkinson por lo que deben combinarse con anti- convulsionantes. Sin embargo sin indispensables para que el paciente pueda llevar una vida normal.
El más recetado es la risperidona (Risperdal)
Psicoestimulantes.
Aunque parezca paradójico, son derivados de las anfetaminas y son suministrados principalmente a los niños hiperactivos. El más común es metilfenidado (Rubifen- Concerta) Los efectos secundarios son muchos, aunque ninguno grave: mareo, sequedad de boca, insomnio, perdida de apetito. Crean dependencia y por ello solo se aconsejan como último recurso y siempre tras una exploración del neurólogo.
Antidemenciales.
Es decir, para la demencia senil o alzheimer. Hay que decir que la eficacia de estos fármacos es limitada y los efectos secundarios muchos y algunos graves por lo que hay que valorar muy bien su uso. Pueden producir incontinencia, vómitos, cefaleas, anorexia y depresión y a veces llegar a dañar el corazón. Uno de los más frecuentes es el donepezilo (Valprex)
Martina Morell Gonzalo.
NADA MÁS EFECTIVO, QUE RESPIRAR PROFUNDO, MEDITAR, HACER EJERCICIO, NADAR, CONVERSAR, REFLEXIONAR, ORAR, TENER UNA ALIMENTACION FISICA, MENTAL Y ESPIRITUALMENTE SANA, REIR, PROGRAMARSE MENTALMENTE CON ACTITUDES POSITIVAS, TENER BUENOS PENSAMIENTOS,REIR, LEER, USAR MEDICAMENTOS NATURALES; ES DECIR HACER LO POSIBLE POR SER FELIZ.
MIENTRAS LOGRAMOS HACER TODO ESTO AVANZAR CON PRECAUCIÓN Y EVITAR EN LO POSIBLE LA DEPENDENCIA Y LA ADICCIÓN.
DE VENEZUELA JORGE LUIS
Por supuesto, la Terapía Psicológica es super importante.
Jorge Luís, Venezuela
Pues no sé que decirte, Jorge, naturalmente que la mejor medicina es ser feliz, querer y que te quieran, pero la experiencia clínica me ha enseñado que a veces, es imprescindible una ayudita a la bioquímica cerebral. Te agradezco el interés que pones en los árticulos que escribo. Un saludo.
Es posible comprar olfidal sin receta en Tarragona,pues me hacen mucha falta no duermo,nervioso y un dÍa me las dieron y fue mano de santi.porfavor,gracias