Los tets psicólogicos : ¿y eso para qué es

Al igual que la medicina se sirve de radiografías y pruebas de laboratorio para llegar a conocer mejor el curso de las enfermedades, la psicología se vale de los test para intentar acceder al mundo interior de las personas o medir sus capacidades.

Los test generan mucha incertidumbre en el publico. Muchísimas personas aborrecen hacerlos por considerarlos inútiles o todo lo contrario, amenazantes. Otras en cambio, pasan con gusto toda clase de pruebas, con gran ingenuidad sobre lo que se puede o no averiguar con ellas.

Aunque en nuestra vida diaria, todos hemos pasado alguna vez por algún tipo de “prueba objetiva” persiste mucha ignorancia sobre qué son y para qué sirven.

Los tests no tienen la capacidad de averiguar la vida secreta de las personas, no es como leer la bola de cristal. Tampoco son ninguna tontería, no tienen nada que ver con los que aparecen en las revistas. Un test es un instrumento muy afinado, que ha necesitado muchos años y muchos usos para lograr que mida lo que queremos medir, con la mayor precisión posible. Por esto, la creencia de que se puede engañar fácilmente a los test es falsa. Se les puede engañar, por supuesto, pero resulta extremadamente difícil para un profano porque suelen estar plagados de “preguntas trampa”. Si intentamos a toda costa engañar una prueba objetiva, lo más probable es que o invalidemos la prueba con nuestras preguntas o que quede patente que estamos mintiendo. Por esto, y aún en los casos de entrevista laboral, aconsejamos ser siempre lo más sincero posible a la hora de ejecutarlos, más aún, cuando en el contexto de una terapia, las mentiras solo nos perjudican a nosotros mismos.

Algunos solo test suministran datos verdaderamente muy superficiales, pero que sirven de una primera aproximación a una persona o a un colectivo. Otros son más complejos y examinan si existen indicios de trastornos graves. Ningún test sustituye la opinión del psicólogo, ni aporta tanta información como una entrevista clínica. La gran virtud de los tests es que los datos obtenidos pueden compararse con los de la población general, para lo cual, antes de sacar una prueba al mercado, hay que llevar a cabo un largo y carísimo, estudio estadístico. Esto hace que su precio final sea tan elevado. Imaginemos que medimos a una persona y el metro dice que mide 1’5. Pero hemos tomado las medidas de todos los miembros de su familia y la media es 1’80, entonces diremos que es bajito respecto a su familia. Pero si su familia da una media de 1’3, entonces diremos que es alto, comparado con los demás. Así cualquier medida, de inteligencia, de personalidad, etc, solo puede decirse que es “normal”, o no respecto a la media de la población general, teniendo en cuenta el sexo y la edad. Eso es lo que hacen los tests.

Los tests no puede aplicarlos cualquiera, ni de cualquier manera, tienen un tiempo de aplicación y un formato concreto que hay que respetar y solo un clínico con experiencia puede interpretarlos. Para adquirirlos hay que recurrir a editoriales especializadas (la más conocida es TEA) y es necesario ser profesional para adquirirlos, no están a la venta del público general.

Las pruebas que se utilizan en consulta son de tres tipos:

-1 Proyectivas.

Estas son de respuesta abierta y no son verdaderos test en el sentido de que el estudio estadístico no es posible, porque no se trata de números, pero sí obtenemos información por el cúmulo de respuestas que dieron otras personas anteriormente.

Por ejemplo, el test del árbol (consiste en dibujar una casa) o de contar una historia que se presenta en láminas, y entran en esta categoría los dibujos de los niños.

Esta es la única que utiliza el psicoanálisis y es poco utilizada en corrientes como la cognitiva-conductual que confía más en los datos numéricos, salvo en el caso de los niños pequeños.

2- Pruebas objetivas.

Es decir los clásicos exámenes “tipo tests” de elegir una respuestas entre varias o de calificar una frase del uno al cinco o similares.

Estos a su vez se subdividen en:

Ø -Pruebas de inteligencia y capacidad. Averiguar el coeficiente intelectual de un individuo es una tarea ardua y que sale bastante cara. Para lograrlo se emplea un test llamado WAIS, que incluye baterías desde completar frases hasta hacer rompecabezas. Existe una versión infantil denominada WISCH. Otras pruebas de inteligencia más simples, que no determinan el CI pero sirven de orientación, son las típicas de continuar una serie de dibujitos como fichas de dominó y similares. Existen además infinidad de pruebas específicas que miden una determinada capacidad, por ejemplo la verbal o la memoria. Cuando estas pruebas se orientan a capacidades manuales, o de coordinación y percepción visual, nos encontramos con los archi-conocicos psicotécnicos.

Ø Test de personalidad. Estos dan un perfil de la personalidad siempre en comparación con otros individuos. Por ejemplo, nos dicen si somos extravertidos, impulsivos, metódicos, etc Algunos de los más usados son por ejemplo 16 PF o el NEO- Pir. (Los nombres suelen indicar siglas en inglés o apuntan al apellido del investigador que los diseñó)

Ø Test clínicos. Estos se enfocan directamente a descubrir si la persona sufre algún trastorno. El más completo es el MMPI, que lleva casi 600 preguntas y que solo se pasa en casos puntuales por ser demasiado largo. Otros más cortos son por ejemplo el MCMI –II.

Ø Test pedagógicos. Son aplicados a niños y jóvenes y sirven para conocer sus estrategias de aprendizaje, su integración en la escuela, sus conocimientos, etc

3- Cuestionarios y registros de conducta.

Estos se parecen a los test porque son preguntas cerradas que generalmente se contestan sí o no, (por ejemplo el de la depresión de BECK, que mide el grado de depresión). Pueden medir facetas muy diversas como el grado de empatía, la autoestima, el miedo, etc. No tienen validez estadística, -por tanto solo sirven como referencia-, y puede pasarlos cualquiera -aunque hay que ser muy cuidadoso a la hora de interpretarlo- y son de libre acceso, es decir que no tienen derechos de autor y por tanto no se cobran. La gran diferencia con los anteriores, es la falta de un estudio comparativo en la población general, que suele ser lo que determina el precio de la prueba.

Los registros de conducta, que son muy importantes en psicología infantil, simplemente consisten en que un observador apunte de manera muy resumida un comportamiento de la persona, por ejemplo “pegar a su hermana”. Cuando es el propio individuo quien se encarga del registro, hablamos de auto-registros que tanta importancia tienen en terapia y que tan a menudo los pacientes olvidan llevar a cabo.