La interpretación de los sueños fue unos de los textos más importantes del psicoanálisis, terminado de escribir en 1899 pero publicado en el 1900 a modo marketinero para que el texto sea del siglo XX, y así poseer otro valor, Freud no se equivoco. Este mismo escrito los primero años pasó muy desapercibido, pocas ventas, tan solo decenas, hoy en día impensado. Freud no podía compartir sus textos en Facebook, ni en Twitter ni venderlo a todo el mundo por Amazon, no poseían en ese entonces esas herramientas pero aun asi el tiempo reconoció su labor y su saber e hizo de La interpretación de los sueños un texto clave para el psicoanálisis que sigue repercutiendo y multiplicándose en otros textos, en otras ciencias, en otros saberes en la actualidad.
Volviendo al siglo XXI, siglo que se destaca en sus comienzos por la híper comunicación, las relaciones lábiles en la era del vació, de la multiplicación de los goces con sujetos que se acercan al consultorio con supuestas nuevas problemáticas cuya base inconsciente no deja de ser las mismas que aquellos pacientes que Freud hacia caminar por sus campos o los invitaba a sentarse en su diván escuchando con una atención flotante tan engañosa como útil para el psicoanálisis.
En la actualidad los individuos que llegan al consultorio, con el síntoma como puerta de entrada al cual nosotros intentamos acceder y operar para así poner en marcha los recursos del sujeto, porque quieren no sufrir mas, poco les interesa que tipo de analista se encuentra frente a ellos, que técnica utiliza o que método ejerce, si es un psicoterapeuta o un psicoanalista. A ellos les interesa su malestar, su actual sufrimiento.
Muchos de estos pacientes que hoy pisan los consultorios del mundo, a través de su discurso comunican el uso de las diferentes redes sociales y como las mismas se vuelven verdaderas protagonistas de dicho malestar. Parejas que se separan a raíz de descubrir infidelidades a través de un chat, hombres y mujeres que se investigan por facebook creando identidades alternas, pequeños que quieren ser adultos a través de las redes sociales y así relacionarse con personas de diferentes edades, adolescentes que se comunican solo por estas redes y brindan su amor y odio al mundo compartido por ambos, llantos que salen en la red y se hacen publico, parejas que se conocen a través del facebook o del Twitter, etc. Nuevas formas que el ser humano tiene para interactuar con el otro y que producen, también, síntomas. Por lo tanto es importante pensar como estas nuevas herramientas influyen en la clínica, en el encuentro del sujeto híper conectado con el analista.
Antes, en el siglo XX cuando Lacan nos señalaba que el inconsciente está estructurado como un lenguaje, las parejas contrataban investigadores privados para seguir al otro, los adolescentes se escribían con lápiz y papel cartas de amor en privado, lo niños no se relacionaban con las actividades de los adultos y poco saben de las mismas, y los hombres y mujeres se conocían en lugares físicos cara a cara. Vemos aquí como los actos de los sujetos fueron cambiando pero el mismo malestar persiste no obstante sería equivoco no tener en cuenta estos cambios que la pos-modernidad nos procuró a la hora de hacer clínica.
Existe el concepto de nativos digitales, sujetos que nacieron cuando ya existía la tecnología digital que se encuentran absorbidos ante la multiplicación de los goces, de satisfacciones pulsionales, es decir ante esta explosión tecnológica que veo oportuno traer aquí ya que los mismos se conectan y se relacionan mediante sus aparatos tecnológicos de turno, así son estos sujetos, quienes se reúnen con el otro en el Chat, en las redes sociales, y ya no van al club de barrio extinguido. Por lo tanto es imposible no cuestionarse sobre la subjetividad de estos sujetos y como se manifiesta en su vida diaria a tal punto de generar síntoma. Todo cambia, cambia la sociedad, los objetos de consumo, como se presentan los pacientes, los tipos de malestares, las nomenclaturas, los mercados, la tecnología, los trabajos, los psicólogos y frente a estos cambios es menester, como psicólogos saber posicionarse para dar cuenta que sujetos se van a sentar frente a nosotros sin importar la corriente psicológica que se elija para ejercer. Saber de estas herramientas, usarlas, interactuar, dar cuenta del inconsciente de las mismas, verlas mas allá que simples paginas Web, es harto significativo para nuestra practica y así no quedar anclado a un siglo pasado siendo profesionales de esta época que pisamos. Es ético. Abre ante el saber del otro.
Y así planteo no hacer oídos sordos a estos cambios, escuchar el discurso del paciente, ver su inconsciente teniendo en cuenta que pertenece a un sujeto del siglo XXI, en una clínica del siglo XXI donde los goces que se despliegan en análisis no son sin esta estructura subjetiva que pone al Otro en juego en cada click.
Finalizo utilizando la palabra de Lacan: “…Es la subjetividad del sujeto, sus deseos, su relación con el medio, con los otros, con la vida misma, lo aquí cuestionado” (J. Lacan, Seminario I)
Escrito por Lic. Leonel Lacanna