La anorexia nerviosa consiste en un miedo intenso a ganar peso, o a convertirse en una persona obesa, aun cuando se esté por debajo del peso considerado normal. Los síntomas más llamativos son que la persona rechaza contundentemente la comida (sobre todo la que engorda) por temor a parecer gruesa. Los jóvenes o adultos perciben su cuerpo más grande de lo que es en realidad. Se ven anchos, con una talla superior. Se encuentran “obesos”, hinchados, o con partes del cuerpo aumentadas. No obstante su peso corporal está por debajo de lo normal y su figura en realidad aparece delgada, y en algunos casos, esquelética.
En consecuencia, los sujetos se exigen un régimen de comida muy restrictivo, acompañado de intenso ejercicio, laxantes o diuréticos y en ocasiones vómitos después de lo que ellos consideran atracones de comida (en este último caso se diagnosticaría, con bulimia nerviosa). Cuando las personas perciben que consiguen reducir su peso con dichas conductas, se refuerzan a seguir adelgazando.
Los resultados de esta pérdida exagerada de peso puede ser la caída del cabello, amenorrea (retirada o no aparición de la menstruación), descalcificación de los huesos, mareos, frío, temblores, estreñimiento, sequedad de piel, presentan hiperactividad, les desciende el pulso, pierden minerales esenciales, y en ocasiones les sobreviene la muerte.
Conductas de la Anorexia Nerviosa
Las conductas más peculiares son: esconder la comida, almacenar alimentos, cocinar para los otros, evitar los alimentos ricos en calorías, ejercicio casi constante, esparcir la comida por el plato, enfadarse cuando les hablan de comer más, irritabilidad, aislamiento del entorno social, ocultar las formas del cuerpo llevando ropa ancha, no presentar interés por los miembros del sexo opuesto, no querer hacerse mayores, negar consistentemente que les suceda algo, perfeccionismo en la mayoría de las tareas….etc.
La edad de comienzo se sitúa hoy en día, en la pubertad o adolescencia. Recientemente se ha comprobado niños con anorexia nerviosa a los 10, 13 años de edad. Hace algunos años era un trastorno que predominaba en la mujer, sin embargo, los chicos cada vez son más frecuentes, aunque las chicas son las que siguen estando más preocupadas por su figura. Las poblaciones de más riesgo a padecer este problema son individuos que están de cara al público, deportistas, modelos, niños que han sido gorditos….
La persona que padece anorexia rechaza la atención profesional del psicólogo, asiste presionada por la familia y con ganas de demostrar que no le sucede nada. La falta de colaboración en las primeras entrevistas son frecuentes. El psicólogo deberá tratar con respeto las decisiones que se tomen en consulta. No se debe presionar, sino preparar a la persona para que comprenda su problema y pueda colaborar en el tratamiento.